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Los 4 errores más comunes en las traducciones

Abordaremos los que bajo nuestra perspectiva consideramos que son los errores más típicos al momento de realizar una traducción de un documento.


1. Todas las palabras se pueden traducir!


De hecho es bastante común, especialmente entre personas monolingües e incluso bilingües, pensar que todos los idiomas funcionan de la misma manera y que siempre deben existir un equivalente léxico y gramatical exactamente igual en todos ellos. Esto resulta totalmente falso y poco práctico bajo todo punto de vista. Para que fuese así, todos los habitantes del mundo hubiésemos tenido que poseer una misma cultura y una misma lengua madre de origen, e incluso así sería poco probable que mantengamos una forma lingüística homogénea. Los idiomas evolucionan junto a las personas y se adaptan a las necesidades y características culturales y sociales de cada población. Es por eso que con el tiempo desarrollamos tanto patrones gramaticales y expresiones distintas, así como también creamos nuevo vocabulario, que en muchos casos no puede ser replicado en otros idiomas. Por eso, al momento de traducir surgen diversos problemas semánticos, al no poder encontrar equivalentes lingüísticos iguales en el otro idioma. Un gran y claro ejemplo de esto es la comida.


Muchos platos y bocadillos tienen nombres tan particulares que resultaría imposible proveer una traducción literal hacia otro idioma. En tales casos se debe optar por la interpretación. Pensemos por ejemplo en la fanesca, la guatita o el encebollado. Tales vocablos no poseen un equivalente lingüístico como si lo tendría la palabra "casa" o la palabra "comida", por ejemplo. En estos casos, lo más conveniente sería no traducir la palabra, sino más bien mostrar la palabra tal como es en su idioma original, y quizás compararlo con algún nombre de un plato en el otro idioma con el que comparta similitudes, y explicar brevemente de qué se trata. De igual forma ocurre con las expresiones coloquiales, chistes, proverbios, dichos o poesías, cuyo sólo hecho de traducirse altera por completo tanto la entonación como el sentido lógico de la frase. Tomemos de ejemplo la expresión "tirar la casa por la ventana". Al traducirla literalmente al inglés, la persona que reciba el mensaje de seguro no entenderá qué es lo que se quiere decir, puesto que en inglés no existe algo como "to throw the house out of the window". En su defecto, existen expresiones lingüísticas anglosajonas similares que varían mucho según la locación de la población, por lo tanto, lo conveniente sería utilizar una de estas expresiones, teniendo en cuenta el lugar. Por ejemplo, en inglés británico es común decir "to push de boat out", que literalmente se traduce como "empujar el bote hacia afuera". Pero al decir esta frase a un hablante nativo de español, lo más probable es que tampoco entienda el significado de la frase, pues la traducción se hizo de forma literal en lugar de interpretar.



2. En todos los idiomas la estructura gramatical y el orden es igual!


Más falso que billete de 3 dólares. Y es aquí en dónde se comienza a complicar aún más el aspecto de la traducción, puesto que cada idioma posee características únicas que se derivan en modos particulares de hablar, cuyos patrones pueden repetirse según si los idiomas comparten una misma lengua de origen. La coherencia sintáctica hace entonces que hablar cada idioma sea muy distinto a la forma en la que pensamos en nuestro idioma nativo. Entre los idiomas romances existen múltiples similitudes, tanto léxicas como sintácticas, es por eso que para quienes su idioma nativo es el español, resulta amigable o relativamente fácil aprender portugués, francés o italiano, a pesar de las claras diferencias en pronunciación y vocabulario que también hay. Pero si comparamos por ejemplo el español con el inglés, nos damos cuenta de que el inglés funciona en un orden y forma totalmente distinto al que pensamos, y que no podemos expresar nuestras ideas en inglés utilizando la misma estructura morfosintáctica que utilizamos al hablar español.


Si comparamos al español con las lenguas germánicas o eslavas, el asunto comienza a complicarse más, pues sus estructuras difieren aún más del español de lo que difiere el inglés, a pesar de ser el inglés también una lengua germánica en origen (sí, el inglés es una lengua germánica y comparte ciertas características con el alemán). No obstante, entendemos más inglés desde porque estamos mucho más expuestos a él desde temprana edad. Ni hablar de los idiomas asiáticos, que son un mundo totalmente distinto y cuyas estructuras gramaticales podrían parecer una locura y carecer de todo sentido. Así por ejemplo, en japonés existen básicamente sólo dos tiempos verbales, el pasado y el no pasado. ¿Entonces cómo expresamos algo en futuro o condicional? ¿Cómo expresar algo en presente continuo? Para un hablante de español esto puede sonar más que extraño. Pero la realidad es que el idioma en sí presenta a través de sus frases suficiente sentido y coherencia como para entender en qué tiempo se está hablando. Sin embargo esto puede resultar un poco complicado de entrada. Además, los verbos japoneses tienen una característica aglutinante, es decir, que añaden partículas o sufijos a la raíz del verbo para crear un nuevo significado. Así por ejemplo el verbo "tabemasu" (conjugado) que significa "comer", puede interpretarse como presente en este estado. Pero al cambiar el sufijo "masu" por "masen", el verbo queda como "tabemasen", que significa "no comer". Agregando la terminación "deshita" a la forma negativa, obtenemos "tabemasendeshita", lo cual significa "no comí". Es decir, no sería posible decir en japonés de forma literal "yo no comí", ya que palabra por palabra no existe una estructura gramatical igual en este idioma. Por lo tanto, de un idioma a otro, es necesario considerar siempre la forma en la que estructuramos las frases, pues será clave para que la persona que reciba el mensaje lo pueda entender de forma clara.

En el caso de las lenguas germánicas pasa igual. La estructura que utilizan es muy distinta al español, y el orden de las palabras podría representar más de un dolor de cabeza para quien no esté familiarizado con estos idiomas. Por ejemplo la expresión "mañana quiero ir al cine", en alemán se diría "morgen möchte ich ins Kino gehen". Palabra por palabra, de alemán a español, la traducción sería "mañana quiero yo en el cine ir". Pero si alguien en español hablase de esta forma sonaría tan extraño que hasta podría parecer una broma. O se podría pensar que está imitando a la forma de hablar del Maestro Joda de Star Wars, quien tenía esta forma tan particular de formar las oraciones. De igual forma, existen palabras dentro de la estructura gramatical que no significan nada, pero que sin ellas la oración no tendría sentido. Estas palabras desde luego no pueden ser traducidas al español porque no tienen traducción, ya que su función gramatical dentro de la oración se queda en una forma auxiliar que le da sentido a la idea. Un ejemplo bastante sencillo es el "do" como auxiliar en inglés. Al hacer la pregunta "do you like coffee?", que significa "¿te gusta el café?", vemos que el "do" no tiene ningún equivalente léxico en español. El "do" sólo está ahí para dar a entender que la oración es una pregunta, ya que si se lo omite la expresión carecería del sentido de pregunta y quedaría más bien como una afirmación.


En japonés ocurre algo que existe en pocos idiomas, el uso de los marcadores tópicos (utilizados también el coreano). Estos marcadores son partículas monosilábicas que no tienen ninguna traducción literal a ningún otro idioma, pero que si no se colocan, la oración carece de sentido. Por ejemplo, para decir "yo como pescado" en japonés, se construiría la oración de la siguiente manera: "watashi ha sakana wo tabemasu". En este caso, "watashi" significa yo, "sakana" significa pescado, y "tabemasu" significa comer. Sin embargo, vemos que están en medio las partículas "ha" y "wo". Pues bien, ninguna de estas partículas significa algo, ni tampoco tienen una traducción literal al español, pues no existe tal cosa en nuestra estructura gramatical. Sin embargo, la partícula "ha" cumple la función de indicar que el pronombre "yo" es el centro de la oración, mientras que la partícula "wo" indica una acción que se ejerce sobre el objeto, en este caso, el pescado.


3. Priorizar la traducción literal por encima de la interpretación!


Como ya se ha mencionado en el punto 1, la traducción literal no siempre es posible, es por eso que para traducir se requiere de un conocimiento profundo sobre el otro idioma, para poder entender el contexto del que se habla y poder ofrecer una idea clara de lo que se quiere decir. Las expresiones y el lenguaje coloquial muchas veces (más bien la mayoría de las veces) tiene sólo sentido en el idioma en el que se crearon. Por tanto, por más que se busque una forma literal de expresar una idea de otro idioma en nuestro idioma nativo, y cuyo significado es metafórico por ejemplo, el resultado difícilmente será bueno. E incluso dentro de un mismo idioma, dependiendo de la región en la que se hable, las expresiones equivalentes de un idioma pueden ser tan distintas que se dificultaría su comprensión. Es ahí en donde entra en juego lo que se conoce como localización.


La localización en palabras sencillas, es la adaptación de un idioma al contexto regional en el que se quiere expresarlo, de tal manera que sea entendible para la población objetivo. Tomemos como ejemplo el español, el cual puede ser muy disperso según el país en el que se hable. No es lo mismo el español hablado en México, que el español hablado en Argentina, o que el hablado en Ecuador. Las expresiones e incluso el vocabulario y gramática (en el caso de Argentina), puede diferir mucho y dificultar la comprensión de las ideas, tanto en su forma oral como escrita. Es por eso, que al momento de traducir un texto, audio o lo que sea, al español, es muy importante tomar en cuenta hacia quién va dirigido. Imagínense por un instante una traducción para un público sólo argentino pero con vocabulario y expresiones mexicanas. El resultado no sería bueno y se perdería gran parte del sentido y de las ideas a las que están acostumbrados los oyentes o lectores, se volvería incómodo y quizás gustaría menos.



¿Qué hacer entonces cuando el público objetivo no es una población específica sino un contexto macro, como toda América Latina por ejemplo?En ese caso, lo más recomendable es utilizar un español neutral, es decir, dejando a un lado las expresiones coloquiales que usamos los traductores en nuestro idioma nativo, y enfocándonos más en la formalidad del idioma y en utilizar analogías o expresiones no metafóricas y que transmitan un mensaje claro al público objetivo. Esto ocurre especialmente con las series de televisión que se transmiten dobladas en nuestro idioma. Los Simpson es siempre igual en toda América Latina y nos resulta fácil entenderlo porque los encargados de doblar las voces utilizan frases que serían siempre comprensibles en cualquier país de la región. Nunca encontramos ahí frases como "ponte once" o "no seas camarón", pues son expresiones limitadas a un grupo geográfico específico.


4. Confiar en aplicaciones y traductores digitales online!


Este es un claro ejemplo que resume todos los problemas anteriormente mencionados, ya que al ser una máquina la que traduce, es poco probable que ésta pueda entender todos los matices y contextos que puede tener un idioma. Además de que, en muchos casos, funcionan bien en ciertas combinaciones de idiomas, pero en otras cometen errores que le quitan todo el sentido a las expresiones. Por ejemplo, traducir de inglés a español o viceversa tiene por lo general un alto grado de eficiencia, a pesar de que se pierde algo de contexto en el proceso. Pero traducir de alemán a español o viceversa es mucho menos eficiente y las oraciones comienzan a parecerse más a lo que expresaría un aprendiz de nivel básico o intermedio de un idioma. Más bien, en el caso de Google Traductor, la combinación de inglés a alemán y viceversa funciona bastante bien, mucho mejor que alemán - español. En un caso más extremo, español - japonés, o alemán - japonés. Aquí la coherencia se va por los suelos y no tiene caso seguir perdiendo el tiempo, ya que los algoritmos utilizados no son lo suficientemente confiables para ofrecer una buena traducción, dada la complejidad morfosintáctica de cada idioma.


Es por eso que utilizar este tipo de ayudas digitales debería limitarse a palabras por separado o frases cortas, en especial cuando la combinación de idiomas no es tan común y sabemos que el resultado no será del todo bueno. Se debe siempre ponderar más la lógica. Al introducir frases muy largas, la calidad de la traducción puede disminuir. En caso de que se tenga conocimientos sobre el idioma, pero no se conozca el significado de una palabra, se podría utilizar el traductor para consultar y luego utilizar la palabra ya dentro de una estructura gramatical que conocemos y que sabemos que tiene sentido. Desde luego, lo más recomendable será confiar en un traductor profesional o hablante nativo o proficiente del idioma, quien puede al leer o escuchar entender claramente qué es lo que se quiere decir, y estará en capacidad de expresar dichas ideas de forma coherente en el otro idioma. También, en el caso de que la combinación de idiomas no sea común, sería necesario consultar con más de un traductor para estar seguro de que el mensaje es correcto no solo en significado sino también contempla las características propias del idioma objetivo.



En todo caso, es importante tomar en cuenta estas recomendaciones y reflexionar acerca de la riqueza que hay en la diversidad lingüística, y darnos cuenta de que traducir es mucho más que sólo decir una frases en otro idioma. Muchos pueden hablar otros idiomas, pero no todos pueden traducir.


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